¿Continuar con el Continuismo?
(foto tomada de WWW.TSE.GO.CR)
Recordando la escena cubierta por medios televisivos internacionales hacia finales de febrero de este año, una madre venezolana lloraba por el estado crítico en que se encontraba su hijo producto de una de las manifestaciones que sacudían a esa República (y hasta la fecha); parafraseando sus palabras, ella enfurecidamente reclamaba que no le interesaba si era la derecha o la izquierda o los fascistas los que estuvieran en el gobierno, lo que quería era paz y comida. Dura realidad. Un aprendizaje para la “Suiza Centroamericana”.Recordando la escena cubierta por medios televisivos internacionales hacia finales de febrero de este año, una madre venezolana lloraba por el estado crítico en que se encontraba su hijo producto de una de las manifestaciones que sacudían a esa República (y hasta la fecha); parafraseando sus palabras, ella enfurecidamente reclamaba que no le interesaba si era la derecha o la izquierda o los fascistas los que estuvieran en el gobierno, lo que quería era paz y comida. Dura realidad. Un aprendizaje para la “Suiza Centroamericana”.
Y es que uno de los sinsabores que dejó la recién concluida Campaña electoral fue la utilización constante de las etiquetas por parte de algunos candidatos: “neoliberales”, “los mismos de siempre”, “la derecha que roba”, “la derecha que no roba”, “los comunistas”, “continuismo”. Hay que aceptarlo, por momentos y durante la recta final de la primera ronda, la preocupación más fuerte en ciertos sectores de la población se enfocaba más en sí era de derecha o de izquierda quien nos gobernaría que las propuestas sociales de los candidatos.
¿Puede un país tan pequeño y vulnerable a las externalidades de la geopolítica, del mercado global, de la incesante búsqueda de alianzas estratégicas entre países verse inmerso en un simple pleito ideológico? Quizás la respuesta trascienda un artículo de opinión y sólo la pueda dar el tiempo y la historia; lo que sí es sujeto de apreciación es que el grueso de la ciudadanía no entiende de izquierda, de derecha, de centro, de centro-izquierda y todos los demás matices del espectro ideológico; pero sí entiende de bienestar, de empleo, de que el dinero alcance, de llevar a los hijos de paseo y no temer a ser asaltados, de tener buenas carreteras, de contar con agua potable todos los días. Tal vez la ciudadanía poco entienda de comunismo o socialismo o de neoliberales, pero sí sabe cuándo le están robando, cuando hay abuso del poder, cuando no se cumple con aquellos objetivos para los cuales los candidatos (para presidente, diputados, regidores o alcaldes) fueron elegidos.
Probablemente Luis Guillermo sea más izquierdista o socialista que José María Villalta y quienes apoyaron al FA por sus ideales ideológicos; pero sabe que la Costa Rica de hoy necesita más práctica que teoría, más honestidad y transparencia que una simple etiqueta ideológica. La corrupción, la ineficiencia, el desvío del poder, entre otros males públicos no son exclusivos de un modelo, ideología o partido político sino un mal del zoon politikon.
¿Se atrevería el Presidente electo a frenar la inversión privada, la llegada al país de empresas trasnacionales, a intervenir y limitar la esfera de acción de la banca privada, a cerrar el crédito de las entidades bancarias públicas que permiten el acceso a miles de costarricenses a propiedad privada (vivienda y PYMES)? “I don’t think so!!” No es el llamado “continuismo” lo que hay que atacar o frenar, sino las malas prácticas que se han derivado de ello. No es cerrando las fronteras a Costa Rica como se promueve la equidad o la distribución de la riqueza, sino haciendo que los beneficios del intercambio de bienes y servicios lleguen a la mayoría, o por lo menos a quienes se han preparado.
Esa es la forma de vida que esa madre venezolana no quería vivir más: el robo estatal, el escudarse en el Derecho para pasarse por alto la ética y moral en la función pública (práctica muy recurrente en la Administración Chinchilla Miranda), la mentira en las campañas para obtener únicamente el favor electoral.
Ese es el continuismo y lo mismo de siempre que debemos desterrar; y parece que el 02 de febrero y el 06 de abril dan muestra de esto.
